5
Wireman
I
En nuestro primer encuentro verdadero, Wireman se río tan fuerte que rompió la silla en la que se sentaba, y yo me reí tan fuerte que casi me desmayé (entré, de hecho, en un estado de semiinconsciencia, una especie de "fundido en negro"). [...] No fue la única vez que nos reímos juntos. Wireman era muchas cosas para mí (entre ellas, y no la menos importante, mi destino), pero, sobre todo, era mi amigo.