-Me alimento bien, me amargo moderadamente.- Su voz se transformó nuevamente, se convirtió en la adulta. Tantos cambios repentinos eran desconcertantes-. A veces me quedo despierta en la cama un rato, y entonces me acuerdo de ti. ¿Tú también te quedas despierto en la cama?
-A veces, pero ahora no tanto.
-Papá, ¿casarte con mamá fue un error tuyo? ¿O suyo? ¿O fue simplemente un accidente?
-Ni fue un accidente ni un error. Veinticuatro años buenos, dos hijas excelentes, y seguimos hablando. No fue un error, Illy.
-¿Lo cambiarías?
La gente no se cansaba de formularme esa pregunta.
-No.
-Si pudieras volver atrás... ¿Lo harias?
Hice una pausa, pero no muy larga. A veces no hay tiempo para decidir cual es la mejor respuesta. A veces solo puedes contestar con la verdad.
-No, cariño.
-Vale. Pero te hecho de menos papá.
-Yo también a ti.
-Y a veces hecho de menos los viejos tiempos. Cuando las cosas eran menos complicadas.- Hizo una pausa. Yo podría haber hablado, quería hacerlo, pero guarde silencio. A veces el silencio es la mejor opción-. Papá, ¿la gente se merece alguna vez una segunda oportunidad?
[...]
-Continuamente.
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